Leer el artículo adjunto e identificar problemáticas y hacer una lista de ellas.
11 de Noviembre de 2021
La prenda deseada, la talla ideal y la marca soñada: no es una gran tienda ni un armario generoso sino el desierto de Atacama en Chile convertido en basurero clandestino de ropa que se compra, viste y bota en Estados Unidos, Europa y Asia.
Coloridas colinas se alzan en el desolado paisaje. Son pelotones que crecen a medida que unas 59.000 toneladas anuales entran por la zona franca del puerto de Iquique, a 1.800 km de Santiago.
El consumo desmedido y fugaz de ropa, con cadenas capaces de sacar más de 50 temporadas de nuevos productos por año, ha hecho crecer de manera exponencial los desechos textiles en el mundo, que tardan unos 200 años en desintegrarse.
Es ropa fabricada en China o Bangladesh y comprada en Berlín o Los Ángeles, antes de ser desechada. Al menos 39.000 toneladas terminan como basura escondida desierto adentro en la zona de Alto Hospicio, en el norte de Chile, uno de los destinos finales de ropa “de segunda mano” o de temporadas pasadas de cadenas de moda rápida.
Chile es el primer importador de ropa usada en América Latina. Desde hace cerca de 40 años existe un comercio sólido de “ropa americana” en tiendas a lo largo del país, que se abastecen de fardos comprados por zona franca en el norte del país provenientes de Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia.
En esa zona de importadores e impuestos preferenciales, los comerciantes del resto del país seleccionan las prendas para sus tiendas y lo que sobra no puede salir por la aduana de esta región de poco más de 300.000 habitantes.
“Lo que no se vendió a Santiago ni se fue a otros países (como Bolivia, Perú y Paraguay por contrabando), entonces se queda aquí porque es zona franca”, afirma Carreño.
Sobre el paisaje desértico hay manchas de todo tipo de basura, y muchas son de ropa, carteras y zapatos. Irónicamente sobresalen botas de lluvia o de sky en una de las zonas más áridas del mundo.
Una señora que no quiere dar su nombre tiene medio cuerpo hundido en un monte de ropa y hurga en busca de las mejores posibles para venderlas en su barrio.
En otro lado, Sofía y Jenny, dos jóvenes venezolanas que cruzaron hace pocos días la frontera entre Bolivia y Chile, a unos 350 km del vertedero, eligen “cosas para el frío” mientras sus bebés gatean sobre montes textiles: “Venimos a buscar ropa porque de verdad no tenemos, la botamos toda cuando veníamos mochileando para acá”.
Moda tóxica
Reportes sobre la industria textil han expuesto el alto costo de la moda rápida, con trabajadores subpagados, denuncias de empleo infantil y condiciones deplorables para producir en serie. A ello hoy se suman cifras devastadoras sobre su inmenso impacto ambiental, comparable al de la industria petrolera.
Según un estudio de la ONU de 2019, la producción de ropa en el mundo se duplicó entre 2000 y 2014, lo que ha dejado en evidencia que se trata de una industria “responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global”.
El mismo informe señala que sólo la producción de unos jeans (vaqueros) requiere 7.500 litros de agua, destaca que la fabricación de ropa y calzado genera el 8% de los gases de efecto invernadero, y que “cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura”.
“El problema es que la ropa no es biodegradable y tiene productos químicos, por eso no se acepta en los vertederos municipales”, señaló a la AFP Franklin Zepeda, fundador de EcoFibra, una firma de economía circular con una planta de producción en Alto Hospicio de paneles con aislante térmicos en base a esta ropa desechable.
Bajo tierra hay más prendas tapadas con ayuda de camiones municipales, en un intento por evitar incendios provocados y muy tóxicos por los químicos y telas sintéticas que la componen.
Pero la ropa enterrada o a la vista también desprende contaminantes al aire y hacia las napas de agua subterráneas propias del ecosistema del desierto. La moda es tan tóxica como los neumáticos o los plásticos.
Fuente:https://www.infobae.com/america/medio-ambiente/2021/11/11/moda-toxica-impactantes-imagenes-muestran-un-colosal-cementerio-de-ropa-en-el-desierto-de-atacama/
Mirar el artículo periodístico de DW y resolver las siguientes consignas:
¿Cómo podés relacionar este articulo con el anterior?
¿Qué contramedidas legales se toman para evitar la problemática en los países donde se comercializa la ropa?
¿Qué emprendimientos buscan atenuar el impacto ambiental desde los países consumidores y del país afectado?
✍️ Transcripción del video ⬇️
¿Es la fast fashion o moda rápida un negocio lucrativo? Shein, uno de los minoristas más grandes, no tiene dudas. Incluso se rumorea que podría debutar pronto en la bolsa de Londres, en donde espera recaudar 64 mil millones de dólares. Las aplicaciones de teléfono y la ludificación de la experiencia de compra han disparado los ingresos de muchas de estas empresas.
¿Pero qué ocurre con toda esta ropa cuando pasa de moda? Muchas piezas son enviadas al extranjero. Uno de los principales importadores es Chile. En este episodio de Transformar la Economía, analizamos el negocio de la moda rápida.
La empresa china Shein ha ganado popularidad entre los millennials y la generación Z en los últimos años. La compañía experimentó un auge durante la pandemia y sus ingresos superaron los 30 mil millones de dólares en 2023. Pero existen otros minoristas de bajo coste desde hace ya décadas.
Empresas como Zara, H&M y Primark, por nombrar solo algunas. El valor del sector es de miles de millones y se espera que ascienda hasta los 185 mil millones de dólares para 2027. Los expertos afirman que la moda rápida domina el sector minorista.
De las diez ropas vendidas en Francia, siete son de bajo coste. Este modelo se ha convertido en hegemónico. Julia Fauf es miembro de En Mode Climat, una asociación francesa dedicada a reducir el impacto medioambiental del sector textil y de la moda.
Los bajos precios se deben principalmente a la globalización. A lo largo del tiempo, las industrias han desarrollado mano de obra especializada en países baratos y se abastecen de materiales allí donde pueden obtener el precio más bajo posible. Todo ello gracias a una compleja red de producción y comercio.
Veamos, por ejemplo, qué sucede con la celulosa con la que se fabrican los tejidos de vizcosa. Bárbara Pino es directora del Observatorio de Moda de la Universidad Diego Portales en Santiago de Chile. Si miramos en todo el mundo, China es el principal exportador de ropa en cuota del mercado, seguido de la Unión Europea y Bangladés.
China parece obvio, pero ¿y la Unión Europea? Pues el bloque comunitario lidera la importación de textiles. Muchos de estos se fabrican en otros lugares y se reexportan. Y, finalmente, los artículos de lujo engrosan las ganancias de la UE.
El país goza de reputación internacional como fabricante de ropa. Producir textiles allí es barato, pero las condiciones de trabajo pueden ser terribles. El salario medio de un trabajador de confección bangladesí es de apenas 100 dólares al mes.
Minimizar los costes buscando los mejores precios de producción en todo el mundo, todo ello aprovechando los acuerdos Eso ayuda a mantener los precios bajos, pero crea, como hemos dicho antes, grandes volúmenes. Y estas son las empresas que contactamos para hacer este reportaje. H&M, Primark y Zara simplemente nos remitieron a sus políticas de sostenibilidad.
Timu no reconoce ninguna responsabilidad en materia de sostenibilidad. Dicen que son solo una plataforma y que no producen mercancía. También teníamos la esperanza de poder visitar alguna tienda o instalación de embalaje, pero ninguna de estas empresas nos dio una cita antes de la edición de este reportaje.
Algunas ni siquiera respondieron a nuestros correos. Las compras en línea permiten a las empresas no solo mostrar a los clientes opciones que parecen infinitas, sino también los incentivan a que compren más. Shein añade al menos 2.000 nuevos artículos cada día, según una investigación de la organización Rest of World.
Desde que empezaron a filtrarse informes sobre un eventual debut de Shein en la bolsa de Londres, la agencia Reuters publicó que la empresa había aumentado los precios medios de muchos de sus artículos, lo que incrementaría también los ingresos y beneficios, atrayendo a su vez a nuevos inversores. Según Global Data, Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido son los mayores mercados de Shein. Pero en todos lados, la empresa ha incorporado juegos y entretenimiento a sus compras en línea.
Y su ropa barata y a la moda ha ganado aún más exposición en plataformas como TikTok, en donde los llamados hauls son una forma popular de contenido. Pero, ¿qué ocurre con esta ropa cuando pasa de moda? ¿Cuándo se donan o reciclan estas camisas, vestidos y zapatos? Algunas prendas podrían acabar algún día aquí, en este cementerio de ropa en el desierto de Atacama, en Chile. Volveremos a hablar de este lugar más adelante.
Primero, veamos qué pasa con la ropa que donamos para reciclaje. Ya sea en tiendas de caridad o en contenedores de reciclaje, el futuro de tus viejos jeans y camisetas es incierto. La campaña Cerremos el ciclo de H&M ha sido acusada de greenwashing o ecoimpostura en los últimos años.
Los textiles reciclados son más bien escasos. Jules Lennon se encarga del área de moda de la Fundación Ellen MacArthur, un grupo que promueve las economías circulares. Jules señala que ciertas elecciones durante el proceso de fabricación pueden hacer que la ropa sea más difícil de reciclar.
En la actualidad, cuando se reciclan los textiles, es habitual convertirlos en productos de limpieza y los hilos y fibras reciclados pueden convertirse en bolsas de tela. ¿Y qué pasa con la inmensa mayoría de piezas que no son recicladas? Esta pregunta nos lleva a Iquique, en el norte de Chile. Chile es el primer importador de ropa usada de Sudamérica y el puerto de Iquique es un destino popular.
Desde 1975, este impresionante litoral alberga también la zona franca de Iquique. Sofri, para abreviar. Forma parte de una política del Estado por inyectar recursos y mejorar la economía en el sector en el norte y que permitió entonces el ingreso de una serie de productos de todos los países libres de impuestos.
De ellos estaba la ropa americana que le llevamos en el norte, que es la ropa de segunda mano. Etiquetada por país de origen, marca o tipo, la ropa se compra y se vende aquí por paquetes que pueden pesar 25 kilos. Las categorías de primera y segunda son las de mejor calidad.
Los importadores y exportadores de ropa están por todo Iquique. Algunas prendas se exportan a otros países y a veces también se venden localmente. Cerca de Iquique se encuentra la localidad de Alto Ospicio.
Aquí se vende ropa que no se envía al extranjero o a otro lugar de Chile. Este mercado de Alto Ospicio se llama La Quebradilla. Aquí pequeños comerciantes compran paquetes de ropa en Iquique y luego venden los artículos individualmente.
Los comerciantes nos cuentan que un paquete de ropa usada de cuarta categoría puede costar entre 30 y 40 dólares en Sofri. Aquí los precios son más baratos que en las tiendas. Eso atrae a cazadores de ofertas y personas de menos poder adquisitivo.
El otro día yo me compré una chaqueta pink que en las tiendas debe ser de 50 mil pesos, 40 mil pesos. Le encontré acá 3 mil pesos, 5 mil pesos a lo más caro o 10 mil a lo más, pero es harta la diferencia. Estas salieron 10 lucas y yo las puedo vender hasta en 20.
O sea, sacarle el doble, estas van, me salieron 4 y así me las puedo vender en 15. Sin embargo, hay artículos que ya no se pueden vender. Y es entonces cuando terminan aquí, en este cementerio de ropa.
Toda esta ropa abandonada se encuentra a las afueras de la ciudad de Alto Ospicio. Y ven estas dunas de aquí. Bajo ellas yacen prendas enterradas o restos de mercancía quemada.
Eso significa que lo que vemos es solo la punta del iceberg en lo que se refiere a ropa abandonada. Así se veía el mismo cementerio de ropa hace unos años. Edgar Ortega es jefe de la Dirección de Medio Ambiente de Alto Ospicio.
Es un problema muy antiguo y ellos traían toda la ropa desde Zona Franca hasta este lugar que obviamente que no cuenta con ningún tipo de permiso. Según Edgar, la razón de estos vertederos es la mala calidad de la ropa que no tiene valor de reventa. Los pequeños comerciantes desechan la ropa que no pueden vender.
Lo compran en Zona Franca como ropa, digamos, no como un residuo. Y una vez que no tienen un valor en ninguna de las ferias dentro de la comuna, son ellos mismos los que se encargan de venir a eliminarlo. Las autoridades locales afirman que en los últimos años se han instalado cientos de cámaras y que los vertidos han disminuido.
Sin embargo, durante nuestro rodaje, las autoridades sorprendieron a dos vehículos que aparentemente tiraban ropa y los multaron. ¿Qué puede hacerse para detener el problema mundial en el que se ha convertido la avalancha de ropa? Volvamos a Europa, a Francia. Ya lo dijimos, aquí se vende mucha moda rápida, ¿lo recuerdan? La Asamblea Nacional ha aprobado una nueva ley, pero aún debe pasar con el Senado.
Algunos de los principales efectos de la ley serían poner en marcha un sistema de ecopuntos para evaluar a las empresas. Las que obtengan malos resultados se enfrentarán a multas de 5 euros por artículo. El gobierno también prohibirá la publicidad de empresas de moda rápida.
Otros grupos esperan unificar a las propias empresas para hacer frente a este problema. La fundación Ellen MacArthur ha trabajado con algunas de las principales marcas de todo el mundo, como Primark, para intentar crear estándares básicos para la ropa. Entre sus objetivos está conseguir que los materiales duren más y sean más fáciles de reciclar, por ejemplo, eliminando los remaches de los jeans.
Parte de la misión de Jules es dejar claro a las empresas que pueden ganar dinero al tiempo que reducen su impacto en el medio ambiente. Por eso lucha contra el despilfarro innecesario. Echemos un vistazo al proyecto de la Universidad Diego Portales de Chile.
Sus estudiantes y profesores buscan transformar los textiles desechados en nuevos productos que puedan utilizarse en la construcción. Pero la pregunta sigue siendo, ¿con tanta ropa que termina en la basura, pueden las empresas y los consumidores resolver este enorme problema? ¿O, en última instancia, requeriría un problema de tal magnitud, regulación o intervención judicial para resolverlo? Una demanda es exactamente lo que se está llevando a cabo actualmente en Chile. Fue interpuesta hace dos años en el Tribunal de Medio Ambiente de Chile para intentar detener los vertidos y luego limpiar en la antes virgen desierto de Atacama.
El dueño del terreno tiene que preocuparse de que su terreno, su propiedad no amenace peligro al resto de las personas. Pauline Silva Heredia es abogada, pero presentó la demanda como ciudadana. Dice que el gobierno es el principal responsable de cuidar el territorio.
Y es lo que alegaba yo, esta propiedad que tú estás ejerciendo, la estás ejerciendo en forma... Eres un dueño negligente, eso le quiero decir. Porque en tu propiedad se deposita ropa, se quema ropa. Pero el Tribunal de Medio Ambiente chileno aún no ha llegado a una conclusión definitiva sobre este caso.
Mientras las prácticas de moda rápida impregnan el sector minorista y empresas como China apuestan fuerte por las compras en línea, sabemos dónde ataban millones de toneladas de ropa. ¿Harán las empresas que su producción sea más sostenible? ¿Es eso rentable? ¿O será necesario recurrir a los tribunales y a nuevas leyes para resolver este problema? Hasta que entren en vigor, el negocio continuará. Y los vertidos también.